Un día, al hijo de un granjero anciano se le escapó el único caballo que tenían. Cuando los vecinos se enteraron, acudieron a su casa para solidarizarse y le dijeron: «Oye, qué desgracia, qué mala suerte», a lo que el anciano contestó sin inmutarse: «Puede ser».
Al día siguiente, el caballo volvió al establo y trajo consigo siete caballos salvajes que le siguieron desde la montaña. Esto convertía ahora al anciano en el hombre más rico del pueblo. Todos los vecinos lo visitaron y le dijeron: «Oye, ¡qué buena suerte!». A lo que el anciano respondió: «Puede ser».
El hijo del anciano, que le ayudaba en todas sus actividades, se cayó y se rompió una pierna mientras intentaba domar a uno de estos caballos salvajes. Esto parecía un obstáculo enorme, ya que se acercaba el invierno y el anciano tendría grandes problemas sin la ayuda de su hijo. Los vecinos, compadeciéndose de nuevo, le dijeron: «Qué desgracia, qué mala suerte. Ahora tienes los caballos, pero no la ayuda de tu hijo. Es algo terrible.» Y el granjero anciano les dijo: «Tal vez».
Al día siguiente, llegó el ejército al pueblo para reclutar a todos los jóvenes para una guerra prácticamente suicida, pero al hijo del anciano no lo reclutaron porque tenía una pierna rota, así que se quedó a salvo en casa. Los vecinos volvieron a ver al anciano y le dijeron: «Oye, ¡qué bien, qué buena suerte! A mi hijo lo han reclutado y al tuyo no.» Y el anciano les contestó de nuevo: «Tal vez».
Este cuento nos enseña que los hechos, por sí solos, no tienen una connotación intrínseca. No son buenos ni malos; somos nosotros quienes les atribuimos un significado. La suerte es relativa y cambia según la perspectiva desde la cual la miramos. Cada situación puede ser vista como una oportunidad o como un obstáculo, dependiendo de cómo decidamos interpretarla. Es nuestra responsabilidad buscar el lado positivo de las cosas y decidir, bajo nuestro propio criterio, cómo queremos que impacten en nuestras vidas.
Estos últimos cuatro meses del año pueden ser el inicio del resto de tu vida. Aprovecha cada situación, buena o mala, como una oportunidad para crecer y avanzar hacia tus metas.
Te espero para hacerlo juntxs,
Mónica