Hola querido lector/a,
Te saludo desde la cama, algo resfriada. No es casualidad; he estado postergando mi bienestar estos días, priorizando el de quienes me rodean y, al final, mi sistema inmune se ha debilitado. Y es que postergar, amiga, no suele tener buenos resultados.
Todos tenemos esa lista de tareas que parecen nunca llegar a la cima de nuestras prioridades. Curiosamente, muchas veces aquello que postergamos no son simples tareas diarias, sino temas más profundos que sabemos que debemos abordar, pero que nos causan incomodidad. Tal vez es una conversación difícil que has estado evitando, un cambio en tu estilo de vida que has aplazado, o ese momento de trabajo personal que sigues dejando para «cuando tengas más tiempo». Te pones excusas para no abordar lo que realmente necesitas resolver.
¿Te has detenido a pensar por qué postergamos lo que más necesitamos? A menudo, es porque esas acciones implican un cambio. Y el cambio, aunque necesario, da mucha pereza. Nos obliga a salir de nuestra zona de confort y enfrentarnos a nuestras vulnerabilidades. Nuestro cuerpo y mente, por muy paradójico que parezca, tienden a resistirse a estos cambios porque significan dejar atrás lo conocido.
Con la llegada de la etapa final del verano y el regreso a nuestras rutinas de trabajo, este es el mejor momento para hacer una pausa y reflexionar sobre aquello que hemos estado postergando. Es el momento perfecto para abordar de una vez esos temas pendientes y comenzar la nueva temporada con una determinación renovada.
Entonces, ¿qué puedes hacer para superar la postergación?
- Identifica lo que estás evitando: Reflexiona sobre esa tarea o cambio que has estado postergando y que sabes que es crucial para tu bienestar.
- Comprende tu miedo: Pregúntate, ¿por qué me da miedo? ¿Qué es lo peor que podría pasar si lo enfrento? Y ve más allá…. ¿Qué beneficio saco de seguir postergándolo?
- Descompón la tarea: Divide la tarea en pasos más pequeños y manejables para que no te abrume.
- Haz un plan de acción: Establece plazos concretos para cada pequeño paso y comprométete a cumplirlos.
- Visualiza el resultado positivo: Imagínate cómo te sentirás una vez que hayas superado esta barrera. Usa esa visión como motivación.
- Celebra cada avance: Reconoce y celebra cada paso que completes, por pequeño que sea. Esto te mantendrá motivado.
- Busca apoyo si lo necesitas: Si sientes que no puedes hacerlo solo, considera hablar con alguien de confianza o con un profesional que te pueda guiar.
Recuerda, el trabajo en uno mismo es el más urgente y valioso. No permitas que el miedo te impida avanzar. Aprovecha este momento de transición para tomar esos pequeños pasos hacia el cambio que tanto necesitas. No sigas postergando tu bienestar. ¡Actúa ahora y empieza esta nueva etapa con una determinación renovada!
¡A por ello!
Mónica