DISIMULAR: “Ocultar o encubrir con astucia lo que se piensa o siente. Ocultar o encubrir algo que se siente y padece”.
Hay varias formas de darte cuenta de que no eres feliz. Puede ser que sientas manifestaciones físicas, emocionales y mentales que te indiquen que hay algo que falla. Dolores en el cuerpo, reacciones exageradas, bucles mentales muy intensos, apatía o falta de conexión con el entorno. Muchas de ellas son consecuencias de estrés y de malas prácticas en nuestro día a día. El estrés y la infelicidad son primos hermanos, así que si sufres estrés es importante que lo detectes y lo atiendas.
Pero también hay otra forma en la que la infelicidad se manifiesta, es en forma de vacío interior, que está más relacionado con la dimensión espiritual. La sensación de “lo tengo todo y me falta algo”. Hay muchas personas que viven con esta sensación toda la vida, aún cuando no hay manifestaciones físicas, emocionales o mentales evidentes. Es un estado de incomodidad constante muy típico en “eternos insatisfechos” o personas que sienten más que el resto, las PAS. Esta sensación es un indicador de que vives consciente y tienes mucho que ofrecer.
Sea cual sea la forma de infelicidad que experimentes, es importante que no disimules. Tapar las señales solo las hace más grandes y, créeme, van a salir tarde o temprano de las peores formas.
Acabas de leer un fragmento de mi libro Deja de Disimular. En él relato cómo fingir que todo iba bien me llevó a tocar fondo y todo lo que aprendí sobre cómo ser feliz en un mundo estresante. Te confieso que lo publiqué hace un mes y hasta la semana pasada no me atreví a comunicarlo. Todos tenemos miedos que disimulamos. Todos tenemos inseguridades que tapamos. Todos tenemos dolores que ninguneamos. Pero, ¿sabes qué? Disimular no sirve de nada, al menos de nada bueno.
Me daba mucha vergüenza hacer una newsletter hablando de mi libro, no quería que pensaras que aprovecho para “vender”. Pero mi libro es mi forma de llegar a ti y de que seas un poco más feliz y si consigo eso, habrá valido la pena.
No te hago más spoiler, te dejo el enlace aquí y, si te pica la curiosidad, embárcate en un viaje a la felicidad que quizás, como a mi, te salva de seguir disimulando.
Un abrazo honesto,
Mònica