¡Feliz Miércoles!
Esta entrada llega con retraso porque he estado de viaje y necesitaba unos días para reflexionar. Te cuento.
Decidí hacer un viaje, en apariencia similar a los que solía hacer antes de llegar a tocar fondo en mi vida: lleno de actividades sociales sin parar, de ruido, de intensidad, de emociones. Eran viajes divertidos en superficie, pero acababan enfermándome. El dejarme llevar por la inercia, moviéndome de un lado a otro sin realmente escucharme o frenar cuando lo necesitaba, terminaba afectándome y volvía enferma. Por fortuna, esta vez ha sido diferente. Esta vez, he respetado mis tiempos y he vivido desde la intuición. Me he dado cuenta de lo fácil que es dejarse llevar por los impulsos, especialmente cuando estamos rodeados de gente y nos sentimos sobreexcitados. Es en esos momentos cuando más necesitamos distinguir entre actuar por impulso o por instinto. Y eso quiero explicarte hoy. Decisiones por Impulso vs. Decisiones por Instinto Decisiones por Impulso: Las decisiones impulsivas son rápidas y suelen basarse en emociones intensas del momento. Son esas elecciones que parecen irresistibles, como unirte a una actividad social más cuando ya estás agotado, o comprar algo que realmente no necesitas. Aunque estas decisiones pueden ofrecer una gratificación inmediata, a menudo resultan perjudiciales a largo plazo. No provienen de un lugar de claridad mental, y su impacto puede ser negativo, dejándote con una energía drenada y un cuerpo extenuado. En lugar de contribuir a tu bienestar, pueden incrementar el estrés y disminuir tu vitalidad. Decisiones por Instinto: En contraste, las decisiones basadas en el instinto provienen de una comprensión más profunda de uno mismo. Estas decisiones surgen de un lugar de calma y reflexión, en lugar de excitación y presión. Son elecciones que resuenan con nuestros valores y nos llevan hacia un bienestar sostenido, respetando nuestro cuerpo y energía, sin llevarlos al límite. Recuerda que la verdadera felicidad no está en las experiencias excitantes y la gratificación instantánea, sino en la calma y la paz interior que provienen de tomar decisiones conscientes y alineadas con nosotros mismos. La exaltación puede ser atractiva, pero a menudo oculta la necesidad de una conexión más profunda con lo que realmente nos hace bien. Te dejo unos consejos para diferenciar Impulso de Instinto que puedes tener en cuenta antes de precipitarte a una decisión: – Corto Plazo vs Largo Plazo: Antes de decidir, pregúntate si estás buscando gratificación inmediata influenciada por otros o la decisión nace de unos valores que comulgan con quién eres realmente. – Evalúa las Consecuencias: Considera cómo te sentirás mañana, la próxima semana o en el futuro. – Busca la Calma: Si te sientes agitado, es una señal de que podrías estar actuando por impulso. Tómate un momento para respirar y reflexionar antes de decidir. – Olvídate del FOMO: El miedo a “perdernos algo” nos precipita a lugares, entornos y experiencias que muchas veces no nos suman. No tiene sentido condicionar tu bienestar por “no estar en el momento”. Si merece la pena, ¡ya habrá otra ocasión! – Habla con Alguien de Confianza: Conversar con alguien de confianza puede ofrecer una perspectiva externa y ayudarte a discernir entre decisiones impulsivas e instintivas. Escoge a alguien que te conozca y quiera lo mejor para ti, con objetividad y sin juicio. La clave para una vida equilibrada y feliz está en tomar decisiones que promuevan un bienestar duradero, en lugar de buscar gratificación rápida y superficial. La calma y la reflexión son esenciales para este proceso. Con cariño e instinto, Mónica |