¡Ya es lunes! Esta semana quiero ponerme personal y hablaros sobre un evento que siempre ha tenido un lugar muy especial en mi corazón: las Olimpiadas. Recuerdo con mucho cariño las Olimpiadas de Barcelona 92, cuando era muy pequeña. Fui a ver competiciones paralímpicas y tengo imágenes grabadas a fuego en mi mente. Allí descubrí por primera vez el verdadero espíritu de superación, el trabajo en equipo, la solidaridad y la idea de un mundo viviendo en paz, con un objetivo común de unión y celebración. Este año, las Olimpiadas se están celebrando en París, y la ceremonia de inauguración ha sido objeto de polémica debido a su alto nivel de reivindicación cultural y diversidad. Más allá de las críticas, que siempre nos pierden, te animo a que veas las Olimpiadas con otros ojos, descubriendo las lecciones y la inspiración que nos pueden brindar. Hay valores fundamentales que podemos encontrar representados en este evento u otros similares: la comunidad, la unión mundial, el amor y la capacidad de abrazar lo nuevo y lo diferente. Entiendo que para muchos, ver deporte pueden parecer aburrido. A veces, no resuena con nosotros porque vemos a personas con objetivos que parecen muy distintos a los nuestros y disciplinas que no nos representan. Pero hay algo en común y muchas cosas que podemos aprender de ellas. Los Juegos Olímpicos, por ejemplo, nos enseñan sobre la perseverancia, el esfuerzo y la importancia de fijarse metas. Estos valores son aplicables a cualquier ámbito de la vida, ya sea personal o profesional. Ver competiciones deportivas o de cualquier otro tipo, tiene beneficios científicos y neuronales que son notables. Cuando observamos a los personas esforzándose y superando sus límites, nuestros cerebros liberan dopamina, la hormona del placer y la recompensa, lo que nos motiva e inspira. Además, la sensación de ilusión y emoción que experimentamos al ver estos eventos estimula la producción de serotonina, mejorando nuestro estado de ánimo y reduciendo el estrés. La neurociencia ha demostrado que ver ejemplos de perseverancia y éxito puede activar nuestras neuronas espejo, llevándonos a emular comportamientos positivos y a adoptar una mentalidad más optimista y proactiva. Las Olimpiadas representan uno de los bienes inmateriales más grandes de la humanidad. Nos enseñan a superarnos, a entender que no hay límites y a reconocer que la capacidad humana es incomensurable. Este evento nos inspira a ser mejores personas y a alcanzar nuestro máximo potencial. Mirar estos eventos es mucho más beneficioso que observar noticias de guerras o conflictos, y nos ofrece una visión de lo que es posible cuando el mundo se une en paz y competencia amistosa. ¿Hay algo en tu vida que te haga ser mejor persona? Si es así, cuídalo y nútrelo, porque es tu trampolín para llegar lejos. Con amor, Mónica |
¿Olimpiadas sí o no?
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